Los 5 mejores discos del 2024
Este ha sido un gran año para la música. En esta nota comparto mis cinco recomendaciones discográficas para descubrir nuevos artistas, y revalorar también aquellas grandes bandas que tuvieron sus regresos triunfales este año.
1. Thylacine – and 74 musicians
Thylacine es el joven prodigio de la música electrónica francesa que trasciende su género para abarcar toda una serie de ritmos de entre los cuales sobresale la música clásica; siendo el mayor exponente global de esta fusión que tiene pocos exponentes en el mundo, así de singular es su música.
Este nuevo álbum es su nueva obra maestra tras su deslumbrante “Timeless” del 2020, disco que como su nombre lo indica; es un trabajo artístico verdaderamente atemporal, capaz de unir más de 250 años de música con reversiones en clave electrónica de las eternas composiciones de Mozart, Beethoven, Schubert, Verdi y otros grandes autores.
“and 74 musicians” reconecta a su vez con su álbum debut del 2015 “Transsiberian” y especialmente con una de sus canciones originarias, “Poly”, la cual compuso y grabó este genio brillante a bordo del emblemático tren Transiberiano ruso recorriendo 10.000 km en el gigante país europeo, para dar luz a su primer trabajo discográfico1. Los viajes sonoros son parte inherente de su discografía, a tal punto que para su segundo disco, construyó él mismo una casa estudio de grabación rodante; su adorada “Airstream” que es lo primero que muestra en su sitio web, la cual estrenó precisamente acá en Argentina grabando su “ROADS vol.1” del 2019, inspiradísimo en la música de nuestro país con sus raíces folclóricas y los paisajes de la Patagonia2.
Y ese track de su primer disco, con sus reminiscencias sonoras búlgaras, el cual Thylacine (nombre tomado de un animal extinto en el S.XX de Oceanía; el Lobo de Tasmania) soñaba por entonces con darle una impronta orquestal que apenas pudo brindarle en su recordado viaje en tren por Rusia un arreglo con un pequeño teclado mid, para nueve años después llevar ese sueño a la redimensión con la deslumbrante magnificencia de una orquesta sinfónica de 74 músicos, además de un coro.
Y William Rezé, tal es su nombre, es mucho más que el nuevo genio de la electrónica francesa, Thylacine es sin dudas un músico multiinstrumentista único; que toca el saxofón, el teclado, la baglama (un tipo de guitarra turca), y el duduk (un instrumento de viento de madera similar al oboe oriundo de Armenia)3, instrumentos muy presentes en su música y en este último y deslumbrante trabajo discográfico, la gran sorpresa musical de este 2024.
2. Trentemøller – Dreamweaver
El prolífico músico y Dj danés Trentemøller continúa siguiendo la línea sonora de sus previos trabajos discográficos junto a excelentes vocalistas femeninas, volviendo a trabajar en este último con la cantante islandesa DíSA.
Pero sin duda Dreamweaver es mejor que sus dos predecesores, “Memoria” (2022) y “Obverse” (2019), llevando este concepto de trabajos más relajados con estas vocalistas que recuerdan a algunos de esos maravillosos tracks de Massive Attack, con su impronta propia de atmósferas sonoras melancólicas, arreglos dark que parecieran samples de los ‘80, algo de noise con el cual confirma que no deja de lado su faceta experimental, la musicalidad de guitarras acústicas, eléctricas, bajos, y baterías que enriquecen sus chill beats, creando el clima perfecto para el warm-up de la noche incipiente, o por qué no también, la previa a la fiesta.
Este nuevo álbum exhibe la madurez del hombre de 52 años que es Anders Trentemøller, habiendo sido uno de los renovadores de la música electrónica de este siglo, alguien reconocido mundialmente por su sonido innovador. Siendo elegido por artistas de la talla de Depeche Mode, Moby, Pet Shop Boys, o Unkle para sus remixes, pareciera haber encontrado una paz interior y una confianza profunda, con DíSA como su compañera perfecta, para crear una obra muy disfrutable tanto para sus fans, como para nuevos oyentes que quieran introducirse en su música, en soledad, o en buena compañía.
1. Father John Misty – Mahashmashana
No me voy a cansar de decirlo, Father John Misty es EL songwriter de nuestra contemporaneidad por la sencilla razón de que lo tiene todo: talento, una buena voz, canciones maravillosas, líricas geniales, grandes discos para escuchar en el living de tu casa con la patas arriba por la noche disfrutando un buen whisky, hasta alta facha se carga el tipo con su gran personalidad.
Este nuevo álbum de nombre imposible, digno de trabalenguas, remite otra vez a los planteos existenciales de un hombre melancólico buscando respuestas a la vida con sus exquisitas ironías, como debatiendo sus propias creencias en soliloquios. Después de su memorable “God’s Favorite Customer” (“El cliente favorito de Dios”) del 2018, el mejor disco de su discografía, Joshua Tillman vuelve a repetir la fórmula ahora con Mahashmashana; palabra que viene del sánscrito, y que significa “Gran lugar de cremación”. Recordemos por un instante su nombre artístico; es el delirio de un personaje espiritualoide poco creíble, como un especie de cura chanta showman… Y si bien hay una continuidad musical hasta explícita de aquel otro disco, esta nueva obra suena a la vez diferente, definitivamente esta no es la copia de aquella genial obra. Mahashmashana es mucho más musical que el intimista God’s Favorite Customer, hay 24 músicos tocando con él guitarras, saxofones, trompeta, trombón, clarinete, flauta, y delicados arreglos de cuerdas con violines, violonchelos y viola, además de 12 coristas, un lujo!5
Precisamente Mahashmashana es la canción de 9 minutos y 19 segundos, algo completamente inusual en su discografía, que abre el álbum con arreglos orquestales y él brillando con su voz y música sin aburrirte un solo segundo alguno cantando versos notables como: “Una mentira perfecta puede vivir para siempre, a la verdad no le va tan bien, no se posa en los labios a media carcajada, no es el tipo de cosa que se cuenta»4. Las canciones de Father John Misty son literatura, hay narrativa, hay poesía en ellas, con un sello personalísimo. Los casos así son rarísimos, no solo en la contemporaneidad, sino en toda la historia de la música.
Tillman se hace plenamente cargo de esto y así lo dijo recientemente en una entrevista: «Termino escribiendo cosas enormes y desestructuradas, páginas y páginas, casi como un poema épico. De ahí obtengo, digamos, tres canciones interminables. Y a partir de ahí, empiezo a extraer de esas tres canciones partes para usarlas en otras canciones. Parece caótico y muy desenfocado, pero tiene una lógica interna«.
Mahashmashana es un disco que debería con el tiempo valorarse como un verdadero clásico. Father John Misty es uno de esos pocos músicos contemporáneos que puedes ponerle hasta a tu mamá.
4. The Smashing Pumpkins – Aghori Mhori Mei
Otra de esas verdades que vengo diciendo desde hace años en Twitter, es que sin lugar a dudas, los Smashing Pumpkins son los grandes sobrevivientes de los ‘90. El grunge prácticamente murió con el balazo que se pegó en la cabeza Kurt Cobain, y ninguna otra de las bandas cercanas a Nirvana sacó después un gran disco. Hasta Radiohead, hablando más de rock alternativo, pudiendo repetir el sensacional éxito de “OK Computer”, optaron por seguir un camino entre experimental y errático tomando distancia del rock de guitarras, en el que es difícil escoger un buen disco de ellos post 2000 merced a su recordado “Kid A” con el que empezaron a coquetear con la electrónica desde su musicalidad.
Billy Corgan nunca se dio por vencido y tras su inolvidable disco doble “Mellon Collie and the Infinite Sadness” de 1995, volvió a sacar dos muy buenos discos seguidos como lo fueron también “Adore” (1998) y aún más, “Machina/The Machines of God” (2000), una verdadera obra maestra de rock nuevamente con improntas góticas, barrocas, con la que se peleó después con la industria discográfica al punto de disolver su banda, regalarle a sus fans el inolvidable “Machina II” (uno de los acontecimientos musicales de mi vida), y hasta fundar otra banda con la que intentó plasmar una felicidad en todo sentido que definitivamente no alcanzó, ni aún con el excelente debut de Zwan y su “Mary Star of the Sea” (2003).
Por eso, luego de haber triunfado en el mundo así con The Smashing Pumpkins, a Billy Corgan le costó un huevo y medio volver a tener éxito con la banda que reflotó en el 2007 junto a su adorado y reputado baterista, Jimmy Chamberlin. Hasta fracasó antes como solista aún con el buen disco injustamente ignorado que fue “The Future Embrace” del 2005, algo que volvió a experimentar con sus dos últimos discos en solitario. El éxito le ha sido esquivo a William Patrick Corgan en todo lo que ha hecho fuera de los Pumpkins, y aún también con ellos, con discos que pasaron bastante desapercibidos, algunos que ni siquiera pudo publicar en un sello discográfico y otra vez tuvo otra vez la enorme generosidad de publicarlos online en su sitio web, el recordado y valorado apenas por sus más fieles fans, “Teargarden by Kaleidyscope” del 2009. Por eso es entendible, la vuelta de su guitarrista original, James Iha, para volver a brillar los tres juntos en el gran “Shiny and Oh So Bright, Vol. 1 / LP: No Past. No Future. No Sun.” del 2018 con la banda volviendo a rodar por los escenarios del mundo con sus hits y estas nuevas y notables canciones.
Y Aghori Mhori Mei, en un tiempo que hasta Oasis vuelve para tocar sus hits de los ‘90 con el negocio del revival al que se rinden casi todas las bandas, The Smashing Pumpkins vuelven a triunfar, en mi opinión, como nunca antes en su trayectoria por dos sencillas razones: a) El disco es soberbio de principio a fin. Habiendo llegado hasta la Argentina en Noviembre pasado a tocar sus hits, lo hicieron con este gran nuevo disco también. Y b) Ya casi que no tienen rivales (algo que los marcó mucho en los ‘90), la única banda de rock alternativo que puede competir con ellos son los Foo Fighters (de otro modo Billy Corgan sigue compitiendo con Nirvana, de Cobain al sorprendente Dave Grohl), aunque sorpresivamente tras la noticia de la también trágica muerte de su baterista Taylor Hawkins en el 2022 que dio la vuelta al mundo, el esfuerzo de Grohl de sobreponerse otra vez a la pérdida de su compañero de banda, componiendo y grabando él mismo todas las baterías de su “But Here We Are” del año pasado, fue bastante ignorado.Y alguien tiene que decirlo también, las bandas de jóvenes que las presentan en los festivales más populares del mundo, o en playlists de Spotify como nuevas exponentes del género definitivamente no están a la altura de estas bandas con su trayectoria y las otras que triunfaron también en la MTV de los años noventa con sus videoclips. Creo que Corgan pensó todo esto y compuso este álbum que está a la altura de los mejores discos de los Pumpkins, con verdaderos hits de brillante sutileza pumpkiana como “Who Goes There”, “Pentecost” o “Murnau”, y otros buenos temas de demoledores riffs de guitarra eléctrica distorsionada, para tomar el cetro vacante de, más que sobrevivientes, reyes del rock alternativo, ahora y por muchos años más.
5. The Cure – Songs Of A Lost World
Aunque definitivamente el regreso triunfal del año es el de The Cure con su “Songs Of A Lost World”, porque antes que nada, es el primer disco que sacan en 16 años tras su “4:13 Dream” (2008), y sin duda ellos a la vez son los grandes sobrevivientes de los ‘80 junto a The Jesus and Mary Chain (la eterna banda culto que nunca triunfó). La agrupación liderada por Robert Smith por el contrario, ha creado hits de esos que el mundo entero pareciera haber escuchado desde hace ya tantos, tantos años. Por eso la expectativa era muy grande.
El disco conecta sonoramente con obras de la talla de “Disintegration” (1989), LA obra maestra de The Cure para sus fans, y eso es mucho decir. El álbum es tan bueno que pese a sus 8 canciones y 49 minutos con 15 segundos se te hace realmente muy corto. Y habiendo sido una banda que metió hits que sonaron en todas las radios, videoclips iconizados también por la MTV prácticamente desde sus inicios, hoy más que nunca parecieran decir “definitivamente no vamos a volver a hacer ese tipo de música”.
Songs Of A Lost World es todo lo que los fans de The Cure amamos; el disco es definitivamente dark; es oscuro y sombrío como el estilo que ellos mismos crearon, una verdadera obra de arte absolutamente anticomercial. Desde su título lo dicen, son las canciones de un mundo perdido, Robert Smith comienza cantando en “Alone”, el tema que abre el álbum: “Este es el final de cada canción que cantamos. El fuego se convirtió en cenizas y las estrellas se oscurecieron con lágrimas. Fríos y asustados, los fantasmas de todo lo que hemos sido. Brindamos con restos amargos, por nuestro vacío.”. Obra muy pensada que cierra con su inolvidable “Endsong” de 10 minutos y 23 segundos cantando Robert: “Todo se ha ido, todo se ha ido. No queda nada de todo lo que amaba. Todo se siente mal. Todo se ha ido, todo se ha ido, todo se ha ido. Sin esperanzas, sin sueños, sin mundo. No, no pertenezco. Ya no pertenezco aquí”.
No sé cuántos discos más nuevos publique The Cure, este o el próximo puede ser el último. Están viejos, sencillamente no se sienten parte ya de este mundo. Son demasiados años ya en el negocio de la música, se la vienen re contra re bancando desde 1976, y siguen haciendo historia; hace pocos años atrás nos llevaron al cine para disfrutar del concierto por su 40 aniversario, en el 2018, otra de las experiencias musicales de nuestras vidas. Este 2024 volvieron a hacer historia con el estreno de Songs Of A Lost World tocando en vivo desde Londres compartiendo gratuita y generosamente en streaming para el mundo vía YouTube el recital de 3 horas de duración con sus 60 y pico de años a cuestas en otro momento inolvidable para la historia de la música, el cual se puede ver en su canal de la popular plataforma de videos y ya cuenta con más de 2,6 millones de visualizaciones. Definitiva y obviamente no va a haber The Cure para rato, pero pase lo que pase, su legado artístico sobrevivirá al paso del tiempo. Al rock le cuesta aceptar la idea de la muerte, ahí siguen rockeando los Rolling Stones o Paul McCarteney por los escenarios del mundo con sus más de ochenta años a cuestas. Pienso que cuando muera Mick Jagger o Keith Richards, el rock va a aceptar la inevitable idea de la muerte normal que viene en la ancianidad. Pero analizando la obra de estas grandes leyendas del rock viviente, pienso que mejor que morir es saber retirarse a tiempo en la gloria eterna.
Fuentes consultadas:
- 1SMF – Thylacine and 74 Musicians 2 LP´s
- 2BIGWAX.IO – Thylacine. Roads Vol.1
- 3OCIMAG – Thylacine, el prodigio de la música electrónica francesa
- 4Mondo Sonoro – Mahashmashana
- 5Wikipedia – Mahashmashana