La muerte de Narciso
Nunca antes en la historia de la humanidad tuvimos tanta, pero tanta exposición de vanidad. Las redes sociales generaron esto dándole la posibilidad a cualquier persona de mostrarse en estas, de la moderación inicial donde apenas nos animábamos todos a subir una foto de perfil y poco más, a la actualidad cuando por simplemente uno querer tener una vida social normal digitalmente, termina expuesto recurrentemente a la exhibición de personas normales que saturan estas plataformas con sus fotos y videos.
Ola global de vanidad
La fotografía causó esto en el siglo pasado, en parte también la influencia del cine, que llevaron a personas normales a querer sacarse fotos ellos también, bien vestidos y peinados, imitando a las estrellas del séptimo arte con aquellos viejos retratos en blanco y negro que todos vimos, y muchos guardamos en el arcón de los recuerdos familiares. Pero era caro hacer eso, a tal punto que se optaba por la fotografía familiar, primero, y a lo sumo algunas pocas fotos de retratos de bebés, o personas adultas jugando a “hacerse las estrellas”, sobre todo en las clases más pudientes.
La internet, la tecnología más disruptiva de este siglo, llevó con las redes sociales a que, aquello que históricamente para la gran e inmensa mayoría de las personas, se compartía en la intimidad, llevase a que por empezar buscando a tus amigos, compañeros de estudios y trabajo actuales o pasados en Facebook, con el avance de la fotografía digital, comenzara un in crescendo de vanidad con estas plataformas que terminó de explotar con el acceso de las clases populares a los smartphones con cámara digital, a partir del abaratamiento de estos codiciados productos.
Así pasamos a ver desde las chicas más bellas, a las más feas, con fotos y luego videos, de las más populares buscando sacar rédito económico de esto, a otras con números muy limitados de seguidores, en esto hay una evidente influencia del tan discutible feminismo contemporáneo. Y luego pasaron a ser los jóvenes quienes las imitaron. Otra vez, la historia repitiéndose, personas comunes imitando a celebridades, con la aparición de nuevos personajes que llegaron a ser enormemente populares con estas herramientas; en Twitter se los llamó “Tweetstars”, en YouTube “YouTubers, y hasta el gordito salame ese que conocés flasheó con ser parte de esa versión clase B, o Z, del “jet set” al cual quería pertenecer Cerati con Soda Stereo en sus inicios allá por los incipientes años ‘80…

Y de la generación millenial a la cual las compañías tech identificaron prontamente como el primer target para vender sus productos, con la obsesión de tener el último teléfono inteligente de mercado, a la generación predecesora, y sucesora también. Siendo el año 2016, decisivo para la explosión del narcisismo online en video vía apps con el mundo conectado a internet viendo las primeras historias de Instagram y el nacimiento de TikTok, para llegar a esta actualidad, que abrís una red social para ver que dicen los amigos, y está el boludo de turno hablando de cualquier cosa en video con un primerísimo primer plano de su rostro, algo que ni las actrices más bellas, famosas, y talentosas de Hollywood se animan a hacer.
La delirante idea de usted también puede hacerlo
Así llegamos a esta contemporaneidad donde cualquiera intenta, por el mero hecho de contar con un smartphone o computadora, hacer cualquier cosa por al menos alcanzar cierta fama, y por lo general con afán de lucro.
Una de las profesiones más afectadas por este fenómeno, es precisamente el mundo del modelaje, el cual pareciera haberse quedado en el siglo pasado, cuando todos veíamos a esas bellezas únicas de mujeres en la tapa de las revistas, en las publicidades de televisión, o desfilando en la pasarela de las grandes marcas de ropa del mundo. Hoy casi ni se conocen modelos actuales, el mundo perdió una conexión a la belleza de la naturaleza con esto. Quizá sea esa la razón por la cual marcas top globales como Dior recurrieron a estrellas de la talla de Charlize Theron, la rubia más deslumbrantemente hermosa de Hollywood, para uno de los anuncios más recordados de los últimos años, su perfume J’adore.
Hoy cualquier boluda se pone en pose de modelo para la foto online, desde la más agraciada por la belleza, a la que tiene un poco más de tetas o culo, y se clava una tanga en medio del orto, haciéndose la vedetonga de turno, otra figura que prácticamente se perdió también; la de la vedette, con lo que podríamos hablar también de una pérdida de sensualidad y erotismo, que en el siglo pasado llegó a tener hasta un alcance hasta artístico con la fotografía. Hay una evidente degradación de la belleza, que especialmente las mujeres, buscan subvertir hasta inclusive con mensajes políticos.

Y eso que Instagram o Facebook, redes sociales que usan hasta niños (sobre todo la última por tener videojuegos), no permiten la publicación de fotografías ni videos que muestren pezones o genitales, sino tendríamos hasta porno en estos sitios y apps, algo que abunda también en la internet con sitios enormemente populares. Tampoco TikTok permite esto, solo Twitter (X, ahora) es de las redes sociales más usadas del mundo, la única abierta al contenido erótico, o el porno.
Y todos nacimos para algo, y somos buenos en algo, algunos muy buenos, otros excelentes. Por ahí pasa la plenitud de la vida, sin lugar a dudas, en encontrar aquello en lo que puedes destacarte naturalmente. La idea de ser feliz por hacer lo que te guste es una ilusión propia de este siglo, que no muestra más que la enorme dificultad que encuentran las personas en ser felices, el ideal mayor de la vida, buscando por el contrario, satisfacción en lo que pueden. Y se fuerzan tanto situaciones que no son naturales, que dan lugar muchas veces a comportamientos que claramente vamos a llamarlos como abusivos, con redes sociales llenas de chantas y caraduras poniéndose en el lugar de las personas que tienen algún talento o atributos innatos.
2025, y con todos los avances que hemos tenido en los últimos siglos con sus progresos (algo de lo que hablaba en mi último ensayo), definitivamente no podemos decir que la humanidad sea más feliz.
Paren esta locura, por favor
Admito que no soy optimista con el futuro de la humanidad, como analista social veo a demasiada gente yendo por el camino equivocado. Por eso alertó de que no van a ser felices así, y llamo por el contrario, imperiosamente a la búsqueda de la felicidad. ¿Qué te hace feliz? Es la pregunta a hacerse, es el interrogante con el que tenemos que educar fundamentalmente a las nuevas generaciones de chicos y chicas para cambiar esta realidad.
Una persona feliz es capaz de amar, de colaborar positivamente en su vida social, siendo alguien valioso y valorado en su comunidad, querido al fin y al cabo. Precisamente estas mismas tecnologías, creadas supuestamente para “conectarnos”, alienan a las personas. Todos conectados desde cualquier lado pasando de una red social a otra buscando la motivación instantánea, algo que no dura mucho, suele ser superflua, pasajera. El amor nos puede salvar una y otra vez, y hasta cuando se termina quedan esos lindos recuerdos grabados en nuestra memoria, difícilmente podamos comparar esto a la gratificación de un posteo o una respuesta online.
Es imperiosamente necesario educar a los jóvenes en la búsqueda de la vocación, lamentablemente esto no mejora con los años. La educación debe incorporar la psicología para el descubrimiento y desarrollo de la personalidad. El mundo está lleno de psicólogos que no encuentran trabajo, o están subempleados trabajando en lo que pueden, estamos desaprovechando un potencial enorme. Esto debería comenzar con los niños en la escuela primaria. No somos todos iguales, somos diferentes. Y ahí está el camino del reconocimiento de la propia individualidad, que te puede llevar a descubrir quien realmente sos, para que sos naturalmente bueno. Y esa es responsabilidad primaria de los padres, no de los educadores. En un mundo superpoblado, donde todos pareciéramos estar compitiendo con todos, una pregunta seria a hacerle a los jóvenes de hoy que están, o sueñan con una pareja y formar una familia, es si están realmente preparados para ser buenos padres. Sin duda es positivo que más personas, más parejas actuales desistan de intentarlo, porque saben que no lo van a ser. Salvo casos muy puntuales en el mundo, necesitamos decrecer la población mundial. Y voy a ser explícitamente tan honesto como obvio: Padres infelices van a engendrar a hijos infelices, y eso es exactamente la antítesis de lo que necesitamos a nivel social, los ejemplos saltan a la vista de todos.
Yo sigo viendo a los chicos de hoy con las mismas dudas o más aún de las que teníamos nosotros a la hora de elegir una carrera universitaria (puesto que ahora hay muchas opciones con el negocio de la educación), esto no ha mejorado en absoluto, las universidades lucran, tanto las públicas como las privadas, vendiendo títulos a profesionales que luego son más o menos descartados por el mercado, la mayoría de las personas, con la consiguiente necesidad de reinventarse profesionalmente y/o volver a buscar nuevo trabajo. Yo estaba en quinto año del secundario y mi profesora de Lengua nos pidió escribir un ensayo sobre que queríamos dedicarnos profesionalmente. Recuerdo muy bien lo que escribí, al menos el final, dije que quería ser feliz. Así comencé el género literario que es mi pasión.
Es realmente demencial que la búsqueda de la profesión esté netamente supeditada al lucro, como si no hubiera otras dimensiones en la vida, que son precisamente las que dan satisfacción a las personas, consuelo, a veces también felicidad. En 1943, justamente un psicólogo, Abraham Maslow, creó este concepto poniendo en la cima de la pirámide a la autorrealización. ¿Se entiende ahora mejor cuando digo que veo una humanidad descarriada, cuando a más de 80 años de esa teoría cuesta tanto encontrar ejemplos en nuestra sociedad de personas realizadas, es decir, felices?
Encuentra lo que amas y serás feliz. ¿Lo encontraste? Triunfaste en la vida. Ahora deja tu legado a los que vienen detrás, alguien más va a necesitarlo. Alguien más también puede ser feliz con tu ejemplo. ¿No lo encuentras? Tiempo de parar la pelota del partido de tu vida, y hacerte las preguntas que necesitas hacerte, solo, o con la ayuda de alguien, para tal vez, buscar ese cambio que estás anhelando tanto.
Imágenes creadas con IA por el autor a partir de la obra del pintor John William Waterhouse, cabecera con un remix de su pintura «Eco y Narciso» (1903) reversionada anteriormente por autor desconocido.