Rehenes con síndrome de Estocolmo

Tema poco visitado por una cultura global que acepta, y lucra, con la tenencia de mascotas sin reconocer lo que hay detrás: aislamiento, control y dominación. Un llamado a la liberación.

Prefiero los gatos a los perros, porque no hay gatos policía.” (Jean Cocteau)

No puedo dejar de pensar en lo estúpida que se ve la vecina de planta baja en su cotidiano intento por controlar a su perro, un labrador hermoso, cada vez que lo saca a la calle a hacer sus necesidades.

Aunque no la culpo. Miro atrás en el tiempo y ahí estoy yo gritándole también a mi perro Pascual, un fox terrier; de las razas más inteligentes de perros que hay, nos contaba por aquellos años un experimentado veterinario amigo de mi padre. En mi frustración por querer brindarle un poco de libertad a mi perro sacándole frecuentemente la correa en un espacio verde del vecindario, me miraba a veces como diciendo: -Se que quieres que me quede acá meando y cagando, pero mi instinto me lleva a salir corriendo para allá como la gran puta. ¡Nos vemos! El fox terrier es una raza de perros creada por los ingleses en el S.XIX para cazar zorros, tener una animal así encerrado en un departamento, es una imbecilidad.

No volví a tener perro ni mascota alguna. Me niego rotundamente. Amo con tanta profundidad a mi libertad, que no puedo concebir la idea de brindarle otra cosa a los seres que amo, humanos, animales y vegetales. Seres sintientes todos al fin y al cabo.

«No sabéis el miedo que me da escuchar la frase «los perros son mejores que las personas». Mucha gente quiere a sus mascotas porque no implica ceder, ni tener que respetar al prójimo. Es una relación de amo-siervo y un amor tiránico, porque un perro no puede protestar.» Patricia Castro (@_espatricia) November 12, 2017

El perro, el mejor amigo del hombre, es una aseveración que debemos discutir. ¿Acaso el antepasado de estos, el lobo, es alguien a quien puedes llamar a silbiditos pa’ acariciarle la cabeza? Ni por asomo eso va funcionar, ni siquiera es una buena idea. El instinto de supervivencia lleva a los animales en su medio natural a huir o defender su territorio de nosotros los humanos. Y no es para menos, somos los responsables del ecocidio del planeta, no esperemos mutualismo de su parte…

Este es un tema es muy poco discutido, más no reciente, el mismo Kant alertaba sobre esto en su ensayo de 1784, “Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración?”:

“Después de haber entontecido a sus animales domésticos, y procurar cuidadosamente que estas pacíficas criaturas no puedan atreverse a dar un paso sin las andaderas en que han sido encerrados, les muestran el peligro que les amenaza si intentan caminar solos.”

Por algo hoy en día los zoológicos del mundo se están cerrando con la convicción cada vez más aceptada de que los animales no han sido creados para entretenimiento de nadie. El primer concepto ecológico para condenar esos espacios que no pertenecen ya a este siglo XXI, es el de depresión endogámica; lo cual habla de la pérdida del recurso genético de los animales confinados allí. El rechazo a estos espacios de encierro ya es vox populi.

Aún así, continúa siendo super popular la tenencia de mascotas, perros y gatos especialmente. Por eso es comprensible que tiendan a huir muchos de esos pobres animales llamados mascotas. Así encontramos a nuestro perro Pascual, perdido en la calle. Aunque se los encierre, se los castre y esterilice para inhibir su instinto de reproducción, se les pongan ridículos abrigos de polar, se les provea de juguetes made in China que no duran nada, baños, peinados, y hasta asistencia psicológica (toda una industria sumamente lucrativa, por cierto), los perros quieren estar entre perros, los gatos entre gatos, etc.

Resulta éticamente inaceptable que reconociendo nuestra naturaleza social como seres humanos, las personas confinen en sus casas a sus animales, restringiéndoles, cuando no impidiéndoles plenamente el contacto con sus semejantes.

Y más aún, es común actualmente escuchar expresiones afectivas del tipo “mi hijo/a”, “mi bebé”, o “mi amor” a la hora de referirse a la mascota. Al respecto comenta el Dr. Hal Herzog, Profesor de Psicología en la Western Carolina University y uno de los fundadores de la “Antrozoología”:

“Es moralmente problemático, porque mucha gente piensa a las mascotas como personas… Los consideran parte de sus familias, piensan en ellos como sus mejores amigos. La consecuencia lógica es que mientras más les atribuyamos estas características, tenemos menos derecho a controlar cada aspecto de sus vidas.”

Hal Herzo cover - Some we love, some we hate

Es de entender, en estos contextos de encierro, que el pichicho haga fiesta cuando llega la persona a la casa. Así como nosotros tenemos necesidades sociales, afectivas, también la tienen estos animalitos. Además de que dependen por lo general absolutamente de las personas para su alimentación…

Yuval Noah Harari cuenta en el recorrido antropológico de su célebre “Sapiens”, acerca de la antigua relación entre hombres y perros, los primeros animales en ser domesticados alrededor de 15.000 años atrás:

“Los perros que estaban más atentos a las necesidades y sentimientos de sus compañeros humanos recibían cuidados y comida adicional, y tenían más probabilidades de sobrevivir. Simultáneamente, los perros aprendieron a manipular a la gente para sus propias necesidades.”

Si en algo coinciden los veganos defensores de los animales al igual que vegetarianos, o los carnívoros (omnívoros, en realidad como son la mayoría de los seres humanos) que tanto critican, es en una tenencia de estas mascotas cuyas prácticas no difieren demasiado de los unos a los otros. Porque no cambia la cosa demasiado si es un bulldog francés comprado como si fuera un producto de alto valor económico, a un pura calle “rescatado del abandono”, “en tenencia responsable”, expresiones propias de un discurso política y ambientalmente correcto que aún así consiente en mirar para otro lado con lo que es el confinamiento de un animal.

Al respecto comenta Ana María Aboglio, abogada especializada en derechos animales fundadora de la ONG argentina “Ánima”, en su libro “Veganismo”:

“Vendidos o propuestos como «compañía», son atrapados muchas veces como un equívoco afecto que no es más que dependencia y que los convierte en un objeto más.”

Es necesario reconocer que detrás de los cuidados de las personas a sus mascotas, existe una relación de dominación y control hacia estas, conductas que en relación a los seres humanos vamos a señalar más que como sencillamente antisociales, inaceptables prácticas propias de la esclavitud.

Y es más que necesario en términos de civismo, reflexionar sobre las consecuencias que se imponen a las demás personas y al espacio compartido y público en relación a las mascotas: los perros ladran, son capaces de atacar y morder poniendo la vida de las personas en riesgo, canes y gatos orinan y defecan arruinando plantas, afectando la higiene de los lugares, los felinos maestros del escape maúllan de noche, se pelean y copulan en los techos generando toda una serie de ruidos molestos en horarios de descanso para las personas. Todo esto genera muchísimo malestar social y una convivencia que puede ser a veces sumamente difícil entre vecinos, siendo realmente lo contrario a una tenencia responsable de animales.

La necesidad que encuentran algunas personas a la hora de meter un animal en sus casas (afectiva, de seguridad, status), no puede ir a exentas de las normas de convivencia de un lugar. Por las razones descriptas, cada vez es más común encontrar edificios que no aceptan mascotas. Mientras más urbanizado esté un espacio, peor van a ser las condiciones de vida para un animal, y más negativas por ende las consecuencias de esta forzada inclusión en la vida de esa comunidad.

Adolf Hitler, vegetariano, defensor de los animales, y genocida.

Adolf Hitler, vegetariano, defensor de los animales, y genocida.

Y sin duda es muy discutible desde un punto de vista psicológico, el vínculo afectivo que las personas defienden como una de las primeras razones para justificar la tenencia de mascotas. Son muy comunes los casos de dependencia emocional de las personas a sus animales. Mucho más sano que poner tanto empeño en animales incapaces de tomar decisiones por sí mismos, es brindarse hacia las demás personas siendo consciente y respetuoso de sus pareceres, necesidades y elecciones. Saltan a la vista personas con serios problemas mentales e incapacidades sociales, sumamente aferrados a sus mascotas, lo que sin duda significan otros casos de vínculos tóxicos.

Relacionarnos con otras personas nos lleva a trabajar aspectos de nuestra personalidad que son necesarios en orden de ser aceptados, esta lógica de relación entre pares no se aplica demasiado en aquella otra de dominación con los animales, de ahí que a lo largo de tanto tiempo se les haya llamado “amo” a las personas en relación a sus mascotas (especialmente con los perros en cuestiones de adiestramiento), que es como se reconocía históricamente a los esclavistas.

¿Llegará el momento en que así como se condenan los zoos, tan populares hasta hace escasos años, también se haga lo mismo con la tenencia de animales de compañía? Si decimos en el caso del primero que los animales salvajes tienen que estar en su medio natural con los suyos, ¿es acaso el drástico proceso de antropomorfización que ha pretendido extirpar el espíritu silvestre de estos otros animales la excusa para justificar su encierro?

C-DWKrgXYAAulizDejemos que los animales nos elijan a nosotros también, ah? A lo largo de la historia humana hay sobrados casos de personas con una sensibilidad especial afín a la de los animales, empezando por San Francisco de Asís, razón esta por la cual se lo conoce como el Santo Patrono de la Ecología. Otra imagen común hasta hace pocos años atrás, era la de canarios y otras aves encerradas en jaulas, algo culturalmente inaceptable hoy en día al igual que los zoológicos. De ahí la simple idea ecologista esa de: ¿Te gustan las aves? Planta árboles.

Llamo a la consciencia de los animalistas: Tenemos que liberar a los animales. Va a llevar tiempo, pero debemos hacerlo. Quizás en esto, logremos también, liberarnos nosotros mismos.

#FreeTheAnimals

Fuentes no citadas:

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